Imaginemos que un conductor lleva su vehículo a la estación de ITV para someterlo a inspección y obtiene un resultado desfavorable. Después, conduce su vehículo al taller de reparación para que se resuelvan los fallos detectados, única posibilidad que la ley permite utilizar el vehículo sin ITV en vigor. El personal del taller realiza las reparaciones y operaciones que sean necesarias y, para comprobar que todo esté ya solventado, sale a la carretera para probarlo, antes de entregarlo al cliente. Pero, antes de que eso ocurra, unos agentes de la Guardia Civil de Tráfico hacen que el vehículo se detenga y le imponen una multa de 200 euros.
Se trata de una situación que puede ocurrir en cualquier taller y ejemplifica la importancia de disponer en todo momento del resguardo del depósito en el taller de reparación. Porque ni siquiera en esa situación, está permitido que el vehículo circule sin la ITV en vigor. Y es que, cuando hay una ITV desfavorable, se concede al vehículo un plazo máximo de dos meses para arreglar los defectos detectados y volver a someterlo a la inspección. Pero en este período, el coche no puede circular libremente. Únicamente tiene permiso para dirigirse desde el centro de la ITV al taller y de este, otra vez, al primero.
Para que no ocurra lo mismo que en el caso anterior, es importante recordar la importancia de cumplir con el papeleo del resguardo del depósito, ya que éste es un justificante de que el vehículo del cliente está depositado en el taller, por si se produjese algún daño en el mismo. El taller también ha de quedarse con una copia.
También hay que recordar la firma del cliente en la orden de reparación, que es el documento que acredita que el cliente del taller nos ha encargado la reparación de su vehículo. Este documento es esencial para reclamar judicialmente en casos de impago. Esta orden tiene que incluir el nombre del taller de reparación, número de registro, NIF o CIF y dirección, así como el nombre, DNI y dirección del cliente y los datos del vehículo. Si el cliente renunciara a la elaboración del presupuesto de reparación, ha de constar de forma expresa.
En definitiva, incluir en la operativa diaria del taller de reparación la firma del resguardo del depósito y la orden de reparación es algo que puede evitar muchos quebraderos de cabeza. En ocasiones, por confianza en un cliente habitual o por simple efectividad y mejorar la productividad del taller, se pasan por alto ciertos trámites cuando no se debería. Porque, al fin y al cabo, eso convierte en un taller de confianza como el que siempre recomendamos en Road House en un taller que no cumple con la normativa. Y el resguardo del depósito no solo protege al taller en caso de multa, sino también de robo o de accidente, de cara al seguro.
Comentarios
No hay comentarios