Los talleres de reparación pueden tener que hacer frente a numerosas inspecciones por parte de las administraciones. Desde revisiones de los protocolos de consumo, de las condiciones de seguridad en los centros, maquinaria e incluso, en los últimos meses, de los protocolos antiCovid puestos en marcha para salvaguardar la salud de clientes y empleados. Pues entre esas inspecciones a las que se enfrentan los reparadores se encuentran las eléctricas.
Hay que tener en cuenta que los talleres de reparación de vehículos, sea cual sea su especialidad, están tipificados en la ley como locales con riesgo de incendio y explosión de clase I. Esto significa que se rigen por el Reglamento Electrotécnico Para Baja Tensión, aprobado por el Real Decreto 842/2002, según el cual todas las instalaciones eléctricas de este tipo deben pasar una inspección periódica cada cinco años por un organismo de control autorizado (OCA).
Este organismo es el encargado de emitir un certificado acerca del estado, características, funcionamiento y defectos sobre la instalación del taller. No supone tener que acometer obras para cambiar cableado y se realiza conforme a la normativa que estuviera vigente en la fecha en que se diera de alta la instalación.
¿Por qué es importante este certificado?
¿Y qué ocurre si no se pasa la inspección o se carece de ella? La certificación no solo es recomendable, sino obligatoria, ya que carecer de ella puede suponer motivo de sanción para el taller. Además, en caso de accidente con la instalación eléctrica o incluso incendio por deficiencias en la misma, algo que puede ocurrir independientemente de que se tenga o no el certificado, las aseguradoras requieren del mismo para asumir, en caso de que proceda, los costes del siniestro. Igualmente, la Administración Pública y Judicial puede en cualquier momento solicitar la documentación en regla.
En caso de afrontar la inspección, se pueden dar varios supuestos. Será favorable si no se determinan existencias de defectos muy graves o graves, mientras que los defectos leves se deben subsanar antes de la próxima inspección; será condicionada si se ha detectado un defecto grave o un defecto leve identificado en una inspección anterior y que no se ha corregido, por lo que no se podrá tener suministro hasta haber corregido los defectos y, por último, negativa cuando se haya encontrado un defecto muy grave, que requerirá de una nueva calificación favorable para comprobar que se han corregido los defectos.
No obstante, los talleres de reparación que se encuentran asociados a patronales regionales disponen habitualmente de convenios para abaratar el coste de este servicio que, de contratarse de forma externa puede oscilar entre los 200 y los 300 euros. De la misma manera, dicha tarifa dependerá del profesional y de la comunidad autónoma donde se encuentre el taller, ya que en muchas ocasiones se incluyen las tasas y costes asociados dentro del precio.
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