Hay determinados componentes de los vehículos que, cuando presentan fallos y averías, no pueden repararse y solo puede solucionarse el problema con la sustitución de la pieza. Ese es precisamente el caso de los taqués hidráulicos.
¿Qué son los taqués hidráulicos?
Son los componentes encargados de sincronizar la leva con la válvula del motor. En concreto, es un eje, dotado de resaltos o levas, que permite sincronizar la apertura y cierre de las válvulas de admisión y escape que permiten completar el proceso de combustión en el interior de los cilindros.
Se trata de una reparación no excesivamente cara, aunque recomendable realizar en un taller de confianza, como siempre recomendamos en Road House, por tratarse de un componente del motor y, por tanto, muy importante para el funcionamiento general del vehículo. Existen varios tipos de taqués hidráulicos en función del sistema de distribución del motor. Así, el taqué puede ser de tipo mecánico (ajuste por discos) o de tipo hidráulico (autorregulados con la presión del aceite).
Ventajas del taqué hidráulico
Las principales ventajas del taqué hidráulico sobre el mecánico radican en que no requiere de mantenimiento, posee un menor nivel de ruido y se autorregula compensando tolerancias, desgastes, dilataciones y contracciones desde el arranque en frío. No obstante, hay que tener en cuenta que en el supuesto de quedarse suciedad atrapada en la válvula de retención, el taqué puede sufrir fugas internas. Y que de producirse un desgaste excesivo del émbolo o el cuerpo del taqué se producirán fugas que propicien ruidos, algo que también puede ocurrir por falta de presión de aceite. Finalmente, en ocasiones se producen bloqueos ocasionados por los restos de barniz, lo que puede solucionarse con la utilización de aditivos para el aceite.
¿Cuáles son los síntomas de avería? Los taqués del vehículo deben ser reemplazados cuando se produce una pérdida de potencia en el motor, un aumento del desgaste del árbol de levas o desgaste lateral de levas, cuando el motor está descompensado, si se produce un aumento del consumo de carburante o cuando se detecta un incremento de ruido y de contaminación, síntomas todos ellos de que los taqués están en mal estado.
Para proceder a su sustitución, el profesional del taller debe comprobar que la parte donde se alojará el componente reemplazado se encuentra completamente limpia. La preparación de la zona es, por tanto, fundamental para conseguir un ajuste precioso, asegurando además la estanqueidad y la presión de aceite en el circuito. Adicionalmente, es esencial que los taqués estén bien lubricados. No obstante, no es extraño que en los primeros instantes de funcionamiento del motor nada más ser reemplazados, estos produzcan algún tipo de ruido mientras se cargan de aceite, siendo recomendable en estos casos mantener el motor en marcha hasta que se elimine dicho sonido.
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