Si hay una avería que causa temor en todos los conductores esa es el gripado del motor. Incluso, pese a que muchos de ellos desconocen ni siquiera cómo se produce. Y no solo porque sea de las más graves para el motor, sino porque su reparación es sumamente costosa. El gripado no es más que el bloqueo completo de ciertos componentes del motor de combustión interna provocado por un sobrecalentamiento grave del mismo. Da igual que el motor sea de diésel que gasolina, que puede verse afectado por el gripado, ya que el continuo rozamiento de las distintas superficies metálicas es la que va ocasionando el desgaste de las piezas. Por este motivo es tan importante tanto la lubricación como la refrigeración del motor.
Hay determinados síntomas que anticipan un problema de este tipo de tanta gravedad:
- En primer lugar y uno de los más característicos es la pérdida de potencia y una disminución importante de la velocidad, teniendo en cuenta que el gripado siempre se produce con el vehículo en movimiento y con el motor, si no a pleno rendimiento, sí a ciertas revoluciones.
- Como segundo síntoma, aunque también relacionado con el anterior, se produce un característico ruido metálico procedente del motor.
De detectar estos síntomas, todavía hay alguna posibilidad de que el motor no haya gripado completamente. Así, los expertos en mecánica señalan que ante esta situación, hay que levantar el pie del embrague con el objetivo de que el aceite lubrique el cilindro y pueda así bajar la temperatura. Cabría la posibilidad de retomar la marcha después siempre y cuando el sobrecalentamiento no se reproduzca, pero lo ideal es inmovilizar el vehículo y acudir a un taller de confianza para su inmediata revisión y reparación.
Para evitar el gripar del motor es fundamental controlar tanto la lubricación como la refrigeración del mismo. Y, para ello, es básico revisar el nivel de los líquidos (principalmente aceite) y su estado, así como proceder a su sustitución cuando lo recomiende el fabricante. Pero también hay otros consejos muy útiles para no llegar a sufrir esta avería, comenzando por no llevar a cabo aceleraciones bruscas con el motor en frío y, por supuesto, prestar atención a que pueda salir algún testigo en el cuadro de mandos de exceso de temperatura del motor o de fallo de presión de aceite. Eso a nivel de usuario, porque a nivel del profesional del taller, es preceptivo comprobar el buen juego del cilindro y el pistón, así como el correcto estado de los cojinetes del cigüeñal y que los manguitos flexibles no tengan ninguna fuga.
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