Los sistemas de suspensión neumática, sin ser ni mucho menos mayoritarios entre los conductores, sí que van ganándose adeptos conforme pasa el tiempo, por la posibilidad de modificar la dureza de la amortiguación en función del estado o el tipo de vía. Unos sistemas que, precisamente por no ser tan habituales, pueden generar problemas a los profesionales de los talleres cuando se enfrentan a su revisión, por lo que desde Road House queremos facilitar con una serie de consejos.
Para la revisión, es aconsejable que el mecánico esté protegido con guantes, gafas y protección en los oídos. Esta comenzará, en primer lugar, verificando que la presión del sistema se ha reducido y que la batería esta desconectada, con el objetivo de que no pueda llegar nada de potencia al compresor antes de quitar las mangueras de aire y el resto de componentes. Todo ello se debe realizar con el vehículo elevado e inmovilizado, previa comprobación de que está activado el modo elevador o “Jack Mode”.
Como en cualquier otro sistema con circuito cerrado, las posibles fugas son uno de los principales problemas al que se enfrenta una suspensión neumática, con la particularidad de que suelen poder detectarse con relativa facilidad empleando agua y jabón. Además, otras averías que afectan a estos sistemas son los bloques de válvulas defectuosos si el coche no está nivelado o que el compresor pueda haberse estar quemado, en función del olor y color de la parte metálica.
Del mismo modo que el profesional debe trabajar con protección en este tipo de revisiones, también debe haberse despresurizado el sistema de forma progresiva para evitar accidentes. Esto se debe realizar en el compresor, pero también en la ubicación de la valona neumática, teniendo en cuenta además que hay determinados automóviles que disponen de un conector en la cámara de aire, para el que también será necesaria una herramienta de diagnóstico para activar los solenoides.
Los expertos recomiendan no bajar el vehículo del elevador si el sistema está sin presión o si el compresor está envejecido o en malas condiciones. De hecho, se han dado casos de no ser capaz de producir suficiente presión para elevar el coche, lo que puede generar daños en el relé o incluso quemarse el compresor. Hay que evitar cambiar el compresor y revisar antes tuberías, conexiones o balonas. Eso sí, si se instala un nuevo compresor, el relé también debe sustituirse.
Por último, el conector Voss no debe apretarse, pues podría causar daños en el roscado o provocar fugas de aire y los amortiguadores y puntales también deben inspeccionarse al reemplazar un resorte de aire con fugas, para evitar que la balona reciba constantemente el golpe de la suspensión y no el amortiguador, lo que ocasiona desperfectos.
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