La presencia de clientes en zonas no aptas para su presencia es algo relativamente normalizado en el sector de los talleres. Y no debería ser así. Existe un ejemplo relativamente reciente, cuando un cliente falleció en el interior de un taller cuando se encontraba en un lugar que no le correspondía. Y es algo que, como explican la patronal de talleres de Álava (Adeada), en un artículo de su revista escrito por Gabriel Martínez, secretario general de Adeabur, es algo que “pone en riesgo nuestro patrimonio, a nuestros empleados e imagen comercial”.
Hay muchos concesionarios que ya han limitado este tipo de actuaciones, pero sigue siendo habitual en el sector de los multimarca, algo ilógico, teniendo en cuenta además que este tipo de accidentes habitualmente no está amparado por las pólizas de seguros, pues pueden achacarse a temeridad o negligencia por parte de los empresarios del taller.
¿Cuáles son los riesgos potenciales dentro de un taller?
- Fuentes de calor (sopletes y pistolas de calor).
- Procesos químicos corrosivos (manipulación y mantenimiento de baterías).
- Procesos de corte y abrasión (proyección de partículas).
- Uso de maquinaria y equipos contundentes (martilleo, pistolas de impacto, elevadores de motores y grúas portaobjetos).
- Manipulación de elementos pesados.
- Movimiento de vehículos.
- Uso de elevadores y gatos (elevación de vehículos y sus componentes mecánicos, como motores, transmisiones, partes de carrocerías, etc.).
- Uso de materiales químicos y adhesivos (aplicación de pinturas y aparejos, decapantes, antigravillantes, limpiezas con disolventes, etc.).
- Técnicas abrasivas (lijadoras, esmeriladoras, corte por disco, etc…).
- Fosos y espacios a distintos niveles que pueden crear riesgo de caídas.
- Es frecuente que se produzcan derrames accidentales de fluidos en elementos a reparar (aceites, grasas, agua, anticongelantes, ácidos de batería) que generan riesgos de resbalar y de caída hasta su recogida y limpieza.
- Riesgos eléctricos de distinta magnitud (del propio vehículo ya sea de combustión, eléctrico o híbrido, de aparatos de carga y recarga, de aparatos y equipos).
- Riesgos de aparatos y elementos a presión (vehículos a gas, circuitos de aire acondicionado, manqueras de aire a presión, etc.).
- Riesgos de golpearse con elementos móviles y a diferentes alturas.
- Riesgo de atrapamiento y de atropello (gatos, elevadores, grúas móviles y fijas, vehículos que deben desplazarse por el interior, y de y hacia el exterior de las instalaciones, etc.)
Pero, al margen de los riesgos físicos, también existen inconvenientes derivados del paseo incontrolado de clientes como, por ejemplo, que interfieren en el trabajo de los empleados, provocando despistes, olvidos y retrasos en las operaciones en curso y generan situaciones de riesgo para los propios empleados, accionando accidentalmente o por mera curiosidad mecanismos de máquinas, vertiendo accidentalmente productos o moviendo cosas de sitio.
Además, pueden invadir espacios de circulación, interferir en operaciones de movimiento de vehículos para su posicionamiento en áreas de trabajo; atentan en potencia contra la confidencialidad de la empresa (pueden ver documentos, procesos, materiales, proveedores, otros clientes, enseres, detalles de vehículos de clientes), sin olvidar que pueden generar situaciones de inseguridad para los bienes de la empresa o para los de los clientes (herramientas y enseres que se “despistan”, cosas que desaparecen de los vehículos), despertando innecesariamente y de manera injustificada desconfianzas para con los empleados o del cliente hacia la empresa y personal).
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