Los colores claros, sobre todo el blanco, son los preferidos por los conductores de todo el mundo. Y no parece que esta tendencia vaya a cambiar en los próximos años; al contrario, se incrementará debido a las innovaciones tecnológicas.
No es cuestión de que el blanco o el gris sean colores más tecnológicos que el rojo o el verde. Más bien es que ofrecen ciertas ventajas a los modernos sistemas de conducción autónoma.
La clave está en los sensores LIDAR que incorporan estos sistemas y que permiten determinar la distancia desde el vehículo a otro objeto o superficie mediante un haz láser pulsado. Para que esos sistemas funcionen correctamente, es imprescindible que los sensores reciban la información de forma legible e inequívoca.
Ni demasiado oscuro ni demasiado brillante
Teniendo en cuenta que el funcionamiento de esta tecnología está relacionado con una longitud de onda, el color juega un papel importante. Así, la pintura negra puede ocasionar problemas ya que no refleja la suficiente luz. Y en el extremo opuesto, un color demasiado brillante tampoco es recomendable ya que podría cegar a los sensores.
Con todo ello, los estudios y pruebas efectuados hasta la fecha muestran que el color más adecuado para un coche autónomo debe ser altamente reflectante, es decir, un color claro como el blanco o el gris perla.
El color, pues, será un aspecto aún más importante de cara a la seguridad vial. En un entorno futuro en el que circulará un gran número de vehículos autónomos, elegir el color adecuado podría ser clave para evitar accidentes y golpes de chapa. Por ello, los talleres de chapa y pintura deberán seguir contando con una buena provisión de pintura blanca y gris perla.
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