La nueva normativa Euro7 promovida por la Comisión Europea tiene, entre algunos de sus objetivos, limitar las emisiones contaminantes que realizan los vehículos a la atmósfera. Pero, ¿solo de los motores? La respuesta es no. Porque, pese a que la mayoría de cambios afectan a los topes de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOX) y otras partículas en los motores de diésel y gasolina, también incluyen modificaciones en otros aspectos.
Y uno de esos componentes que verán limitadas la cantidad de emisiones que pueden lanzar a la atmósfera son los frenos, además de los neumáticos. Así, los cambios propuestos por Bruselas abogan por estándares más severos para reducir las emisiones de partículas producidas por los frenos de los turismos y por el desgaste de los neumáticos de los vehículos en general (los vehículos de gasolina y gasóleo incluidos coches, furgonetas, camiones y autobuses), incluido el coche eléctrico.
Así, para los turismos y furgonetas la propuesta toma como punto de referencia el tope más estricto en vigor con el Euro6 y plantea generalizarlo a todas las tecnologías, de modo que, por ejemplo, si hasta ahora se fijaba un límite de 60 mg/km para automóviles de gasolina y 80 mg/km para diésel, ahora se propone que quede acotado a un máximo de 60 mg/km para todos los casos a partir de 2025. En el caso de restringir de manera más severa la contaminación por partículas de los frenos y los neumáticos, será una cuestión a debatir en el largo plazo más allá de 2035, cuando ya no se comercialicen vehículos a combustión.
Hay que tener en cuenta que, aunque el coche eléctrico es más “limpio”, también es el 40% más pesado que los vehículos tradicionales por las baterías, lo que repercute en un mayor desgaste de frenos y neumáticos, que por tanto emitirán más partículas nocivas para la calidad del aire.
La mejora de la calidad del aire en toda la Unión Europea, que la reforma se plantee a largo plazo y se pueda adaptar a los cambios tecnológicos y también que sea una revisión “asequible” para fabricantes y consumidores, son los tres pilares en los que se basa la propuesta de normativa Euro7.
Otra medida que plantea Bruselas es ampliar el umbral de condiciones de conducción que están cubiertas por las pruebas de emisiones en carretera para reflejar mejor las situaciones que pueden experimentar los vehículos en toda la Unión Europea, desde temperaturas muy altas como los 45 °C o los viajes cortos habituales en desplazamientos diarios.
Por último, también plantea ampliar los periodos en que los vehículos deben asegurar que contaminan por debajo de los máximos tolerados, de modo que se comprobará el cumplimiento de los objetivos de turismos y vehículos durante diez años y hasta que hagan 200.000 kilómetros (en lugar de los cinco años y 100.000 kilómetros de ahora).
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