La falta de mantenimiento, los periodos prolongados de inactividad de muchos vehículos incluso después de la pandemia y producto del teletrabajo y las altas temperaturas del pasado verano de 2022 fueron el caldo de cultivo perfecto para que las baterías de 12 voltios, las que equipan en los vehículos tradicionales de combustión, fueran la principal causa de averías en los automóviles en 2022.
Así, según cifras del Real Automóvil Club de España (RACE), una de las principales empresas dedicadas a la asistencia en carretera en nuestro país, el pasado año fue un ejercicio de récord en los fallos de los vehículos españoles con 1.347.707 asistencias, aumentando nada menos que el 17% respecto al 2021. Un año más, las averías que afectaron a las baterías volvieron a ocupar la primera posición en número de incidencias en los automóviles del territorio español. Por detrás, problemas derivados de los neumáticos, los relacionados con el motor y los accidentes de tráfico. Tras ellos, otros “sospechosos habituales” como el alternador, el embrague y el motor de arranque fueron la causa de las asistencias a conductores.
Incluso en años normales con temperaturas relativamente habituales, las baterías de 12 voltios en mal estado o mal mantenidas son responsables de casi la mitad de las averías de vehículos que circulan por nuestras carreteras, y esto se aplica tanto a los de motor de combustión como a los coches eléctricos modernos, motivo por el cual, se recomienda a los conductores que soliciten una revisión del estado de su batería en un taller mecánico especializado como mínimo una vez al año y, sobre todo, en las semanas previas a realizar algún viaje largo.
La mayor parte de los problemas se producen por la tensión baja de la batería, la cual puede deberse al tiempo de inactividad que ha surgido a raíz de los confinamientos y el teletrabajo, lo que ha hecho que las baterías perdieran tensión y no se recargaran. También los días muy calurosos de este verano son un fenómeno de riesgo para este componente, ya que son los que desgastan las baterías, teniendo en cuenta que el calor provocan la autodescarga de la batería, que la envejece más rápidamente.
Además, el frío afecta al rendimiento y los arranques del motor exigen más a la batería, lo que acaba por resultar demasiado trabajo para las baterías más antiguas o que estén en malas condiciones. Hay que tener en cuenta que una sola noche de helada es suficiente para que la batería no consiga arrancar el motor e incluso en los inviernos excesivamente cálidos de los últimos años se ha registrado una media de más de 50 días de heladas en Europa.
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