El ganador del I Concurso #AnecdoTaller que patrocino Road House fue Visomotor de Sevilla, en segunda posición quedó Talleres y Grúas Martín de El Cubo de Tierra del Vino (Zamora) y en tercer lugar Automoción Miraflores de Zaragoza. El concurso lo organizó Infotaller.tv y a ese medio los talleres fueron enviando esas anécdotas curiosas que sucedieron en su establecimiento.
El concurso tuvo gran repercusión entre el personal de los talleres de automoción y son numerosas las anécdotas ocurridas en dichos locales.
El ganador, Visomotor de El Viso del Alcor (Sevilla) se llevó como premio un magnífico juego de maletas American Tourister Summer Splash.
La anécdota que triunfó se titula “Reparación de un 127 con gato encerrado”. Lo contaron en Infotaller.
“Mi anécdota tiene muchos años. Un día se presentó Antonio, cliente asiduo, con un ruido en los bajos de su Seat 127. Fuimos a probarlo y efectivamente se escuchaba un gruñido como de gato. Rápidamente abrimos el capot para ver si estaba dentro, ya que solían alojarse en las torretas de los amortiguadores, pero no había nada.
Seguimos probando, hasta que lo escuchamos por los bajos del vehículo, pero no se veía nada. Entonces metimos el coche en el elevador y nos apartamos hasta que empezamos a oírlo y con cuidado nos acercamos a verlo: ¡lo encontramos! Se había empotrado encima del depósito de gasolina y no podía salir.
Pero había un problema:¿quién descolgaba el depósito con un gato enfurecido?
Alejándonos descolgamos un poco el depósito y aquel animal salió como una bala y desapareció. Antonio se llevó su coche y todos nos quedamos largo tiempo hablando del incidente”.
El segundo premio tampoco tiene desperdicio. Talleres y Grúas Martín de El Cubo de Tierra del Vino en Zamora nos narró la anécdota: “¡Pa’ qué te metes, Manolete!”
“Nos telefonea un cliente pidiéndonos que vayamos a recogerle el coche a casa, ya que también disponemos de servicio grúa 24h. Nos explica que le ha estado cambiando el aceite él mismo, que al arrancarlo funcionó un rato y se paró y que además huele bastante raro.
Cuando llegamos, nos encontramos con que, efectivamente, el coche huele a freidora. Le preguntamos al cliente qué tipo de aceite le había echado al vehículo y nos responde: “el mejor que he encontrado”. Acro seguido nos viene con… ¡una botella de aceite de oliva!
Después del esfuerzo por intentar no reírnos y de explicarle al señor que se había cargado el motor, su reflexión fue de lo más sincera y acertada: “¡Para qué me meto a hacer nada si no tengo ni idea!”.
Estas han sido una simpática muestra de todas las anécdotas que suceden en los talleres españoles. El objetivo de pasar un buen rato también se ha conseguido y en Road House estamos satisfechos por haber apoyado la iniciativa.
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