Desde 2014, los vehículos nuevos incorporan el conocido en el argot de mecánico como TPMS.
¿Qué es TMS?
El sistema de control de presión de neumáticos TPMS, cuya función es monitorizar en todo momento el nivel de presión que lleva cada neumático. Sus siglas son el acrónimo de Tyre Pressure Monitoring System y, al igual que el control de estabilidad, es obligatorio en todos los automóviles nuevos vendidos en Europa desde el 1 noviembre de 2014, ya que se considera parte del sistema de seguridad del vehículo.
Dependiendo de la modernidad del sistema, relacionado con el año de fabricación, será más sofisticado o menos. En los primeros, apenas un testigo en naranja en el cuadro de mandos alertaba de un problema en el sistema, sin especificar el nivel de presión o la/s ruedas afectadas. Pero en los modernos, la información a bordo es mucho más precisa, permitiendo controlar mejor este parámetro de seguridad.
Aunque la mayoría de alertas se solucionan aumentando la presión del neumático, este tipo de sistemas pueden igualmente verse afectados por averías, siendo las más habituales las siguientes:
Principales problemas y averías en el TPMS
- Que el sistema TPMS se centre en que la batería de los sensores se ha agotado, pues tiene una vida útil media de entre 3 y 7 años. No son reemplazables, de modo que hay que sustituir el sensor.
- Si se produce un golpe a la llanta, ya sea por un bordillazo o por golpes al desmontar, el neumático, se puede dañar la lámina que mide la presión en el sensor. Por ello, al destalonar el neumático viejo para cambiarlo en el taller, el mecánico debe ser cuidadoso al introducir el desmontable, para no golpear o dañar el sensor.
- Desprogramación de la unidad de mando, al agotarse completamente la batería, al cambiarla o al arrancar con pinzas. En tales casos, la unidad de mando pierde la codificación de los sensores.
- Que el vehículo tome por error la presión de los sensores de coche un vehículo próximo (por ejemplo, en un semáforo, ya que todos se comunican por radio a la misma frecuencia). La centralita reconoce los de cada rueda porque están codificados, pero si se desprograma la unidad de control, deja de reconocer a sus sensores, lo que hace necesario volver a codificar con un equipo de diagnosis específico.
- Al aparcar en zonas con inhibidores de frecuencia o bajo un fuerte campo magnético (cerca de una torreta de alta tensión, por ejemplo), se produzcan errores puntuales en el sistema, si bien al salir de dicha zona, por lo general, vuelven a funcionar correctamente.
- Error de funcionamiento por el mal apriete o por fugas de las válvulas que llevan el sensor integrado, que suelen ser de cuello metálico, a diferencia de las válvulas normales, que son de goma y sellan ellas mismas contra el orificio de la llanta.
- Falsas alarmas si, por ejemplo, se deja el coche aparcado de forma que alguna rueda esté al sol y el resto a la sombra, ya que el calor puede hacer subir la presión de ese neumático y provocar alertas que no son reales.
En cualquier caso, ante algún problema o avería en el TPMS que el conductor no pueda solucionar, desde Road House recomendamos acudir a un taller de confianza para resolver la incidencia en un sistema que forma parte de la seguridad del vehículo.
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