Los residuos menos conocidos de los talleres que requieren de un tratamiento especial

Más allá de neumáticos, baterías, aceites y bombillas, hay muchos otros residuos habituales en el taller, que, aunque son menos conocidos, requieren también de un tratamiento especial y exhaustivos.

gestión de residuos

Los talleres son uno de los negocios que más tiempo y dinero invierten en el tratamiento de residuos en su día a día. Una obligación, la de su gestión y normativa, que no resulta sencilla de entender y cuyas sanciones pueden suponer auténticos agujeros en las cuentas de estos negocios, con multas de hasta 45.000 euros.

Dependiendo de la especialidad, los residuos pueden ser de diferentes tipos, aunque con excepción de los carroceros, la mayoría de talleres están habituados a tratar con aceites, neumáticos, baterías y bombillas, cuyo tratamiento conocen en profundidad. Sin embargo, existen muchas gestiones de residuos, menos habituales y conocidos, que requieren igualmente de un tratamiento exhaustivo y minucioso.

Las pautas para la gestión de estos residuos son varias, aunque el procedimiento es común. En primer lugar, conviene recoger estos líquidos o elementos en depósitos, etiquetarlos y almacenarlos correctamente hasta su retirada. No menos importante es disponer de sistemas de recogida y detención de los derrames que pudieran producirse. Es importante no reutilizar envases vacíos, y por supuesto, evitar su manipulación hasta que sean entregados a un gestor autorizado para su tratamiento.

Los residuos menos conocidos del taller son los siguientes:

  1. Líquidos hidráulicos y refrigerantes: son líquidos peligrosos porque contienen contaminantes como disolventes, con capacidad para alcanzar las aguas, provocando daños para el medio ambiente y la salud.
  2. Grasas lubricantes: su función principal es separar las superficies de contacto de un rodamiento para reducir la fricción mecánica y contribuir a reducir el desgaste. Son sustancias combustibles que también pueden resultar nocivas por contacto con piel y ojos.
  3. Disolventes: presentan riesgos de inflamabilidad, explosividad, además de nocividad por inhalación, contacto con piel y ojos y por ingestión.
  4. Sprays de aflojado: sus mayores riesgos son por inflamabilidad y explosividad. En menor media, también presentan riesgos en el contacto con piel y ojos.
  5. Pastillas de freno: no se trata de residuos peligrosos, salvo que contengan amianto, material que no puede ser empleado como materia prima desde 2002 por su condición de sustancia muy peligrosa para la salud. Puede encontrarse en elementos fabricados con antelación a esta fecha.
  6. Gases refrigerantes: fluidos frigoríficos empleados para climatización. El riesgo principal es, sobre todo, en los fluorados, por contribuir al efecto invernadero.
  7. Trapos y materiales impregnados con aceites o productos químicos: sus riesgos son los mismos que los de las sustancias con las que se encuentran contaminados.
  8. Recipientes vacíos o con restos de productos químicos: deben aplicarse las mismas precauciones que se utilizan en su manipulación.
  9. Gasolinas y gasóleos: Los hidrocarburos son sustancias combustibles altamente inflamables, que tienen riesgo de incendio y explosión además de ser nocivas por vía inhalatoria y dérmica.
  10. Filtros de aceite y combustible: poseen los mismos riesgos que las sustancias con las que se encuentran contaminados.
  11. Pinturas: son productos inflamables y con elevada capacidad de formar atmósferas explosivas. También poseen propiedades que las hacen peligrosas por inhalación, contacto con piel/ojos y por ingestión.
  12. Mallas de filtro: son residuos obtenidos de la separación en seco del pulverizado sobrante en los que las partículas están endurecidas y no contienen disolventes.
  13. Lodos de cabina de pintura: residuos obtenidos de la separación por vía húmeda del pulverizado sobrante. El lodo o coagulado de pintura está compuesto por pequeñas cantidades de disolventes, partículas de pintura, agentes coagulantes y contener aceites.
  14. Imprimaciones y aparejos: son sustancias que tienen la finalidad de proteger la chapa de la oxidación. Los aparejos tienen como función aislar las capas inferiores de pintura de las de acabado y servir de soporte a la pintura.
  15. Adhesivos, colas y masillas: sustancias capaces de mantener a unidad de contacto de dos sólido
  16. Piezas fuera de uso: por lo general, no se trata de residuos peligrosos, aunque dependiendo de las sustancias con las que hayan estado en contacto, podrían ser consideradas como tales.

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