El elevado precio de los eléctricos unido a la escasez de puntos de recarga en España hacen que muchos vean todavía con recelo dar el salto a este tipo de vehículos. Una de las alternativas con más fuerza en la actualidad es la de convertir los motores de combustión a GLP, cuyo precio resulta altamente más económico y permite obtener una recalificación de la etiqueta medioambiental.
Esta tarea debe realizarse por talleres homologados para ello. Además, hay que tener en cuenta que cada coche es diferente, por lo que las circunstancias de la conversión no tienen por qué ser las mismas para dos vehículos. Astrave, (Asociación para la Transformación del Vehículo), ha elaborado una guía de buenas prácticas para los talleres en caso de proceder a realizar transformaciones a GLP.
Eso sí, conviene no llevarse a engaños. Es importante que el taller entienda cuál es el objetivo del cliente con dicha conversión. Las razones varían y dependiendo de cuáles sean deberá ser el propio taller quien confirme la viabilidad de la transformación.
Por ejemplo, si el cliente lo hace para conseguir la etiqueta ECO, hay que comprobar si el vehículo puede obtenerla una vez esté transformado o no. Ningún coche con etiqueta B puede obtener la etiqueta ECO, aunque se realice la transformación en él, así que es importante que el cliente lo sepa.
Por otro lado, si se busca el ahorro económico, hay que mencionar que no todos los vehículos transformados tienen el mismo porcentaje de ahorro. Este depende del tipo de combustible que utilizase, del número de kilómetros que recorra y del consumo del propio coche.
Se debe explicar al cliente qué es lo que se va a instalar en su coche. Esto permite al cliente saber qué piezas se van a tocar y cuáles no. Asimismo, se debe detallar la seguridad que ofrece el uso de los depósitos GLP a la hora de conducir.
El taller debe explicarles por qué las conversiones a GLP son igual de seguras, o más, que la conducción con un motor de combustión habitual. Además, es conveniente que los talleres trabajen con aquellas marcas que les ofrezcan más garantías de funcionamiento, calidad y seguridad. En cualquier caso, el requisito indispensable es que sean componentes que estén homologados según la legislación y normativa vigente.
Una vez se haya realizado la instalación, se debe comprobar que todo funciona correctamente. Así es más sencillo detectar posibles anomalías y corregirlas antes de realizar la entrega final al cliente. Por último, el taller debe tener a disposición del cliente toda la documentación que acredite que todos los componentes que ha utilizado están homologados y cumplen con la normativa actual.
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