Los motores de gasolina han sufrido una importante revolución con la entrada de la inyección directa de gasolina (GDI, por sus siglas en inglés). Una tecnología que permite ver hoy día en las carreteras vehículos de gasolina con un funcionamiento similar al de los diésel, con potencias similares, pero, sobre todo, con consumos más contenidos y menos contaminantes, características todas ellas que los hacen especialmente interesantes. Prueba de ello es que, casi una década después de su primera aparición, los vehículos de gasolina son mayoría en las ventas, superando ampliamente a los diésel, cuando España ha sido tradicionalmente fiel a esta mecánica en los últimos tiempos.
Partiendo de la base de que solo en un taller de confianza, como siempre recomendamos en Road House, sabrán explicar al conductor sus particularidades y cómo mantener estos motores de inyección directa de gasolina como el primer día.
¿Qué caracteriza a un motor GDI?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el rendimiento de los motores GDI es sumamente complejo. Se caracteriza por ser potente, eficiente en combustible y de combustión limpia. Y para conseguirlo, se puede decir que está construido como un motor diésel, pero funciona con gasolina. De hecho, al igual que en los motores de gasóleo, los inyectores GDI se encuentran dentro de la cámara de combustión para inyectar la combinación correcta de combustible y aire, de forma que la combustión es más completa en el momento oportuno.
Otra característica de los motores GDI es la precisión, ya que el tiempo de inyección, la coordinación y la colocación del inyector dentro de la cámara de combustión resultan esenciales para su eficiencia, controlada en todo momento por la ECU del motor. Eso sí, es fundamental que el inyector rocíe combustible limpio, para que la válvula de admisión no se cubra de carbonilla, la cual hay que tratar de que no se acumule.
¿Tiene necesidades específicas en su mantenimiento?
La carbonilla puede provocar problemas tanto en inyectores, como en admisión y cámaras de combustión. El principal problema de mantenimiento afecta al inyector, que al estar expuesto a los elementos extremos de la cámara de combustión, puede taponarse rápidamente con depósitos que afectan al rociado de combustible. Esto provoca que los depósitos de carbono se calienten y se adhieran a los pistones, porque los inyectores no están en condiciones de rociarlos con combustible limpio.
Es por este motivo, por la acumulación de depósitos en inyectores, puertos de admisión, válvulas y cámaras de combustión, por lo que conductores con vehículos con motores GDI notan pérdida de rendimiento y caída de eficiencia a partir de 5.000-8.000 kilómetros aproximadamente. Por este motivo, es fundamental acudir al taller de confianza para una limpieza del motor de inyección directa de gasolina, lo que soluciona rápidamente esta acumulación de carbonilla.
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