El cambio de aceite es, probablemente, uno de las operaciones más frecuentes en los talleres de electromecánica y mecánica rápida. El hecho de que haya que cambiarlo cada uno o dos años, dependiendo del kilometraje y la mecánica, hace que sea motivo habitual en las entradas a taller. Por ello, muchos talleres disponen de grandes envases con determinados lubricantes, los más usados, para poder hacer uso de ellos con rapidez en el día a día.
Sin embargo, los aceites lubricantes y grasas, como la mayor parte de los materiales, se deterioran con el tiempo. Por ello, se recomienda mantener unas buenas prácticas de almacenamiento de los aceites lubricantes y las grasas, de tal modo que siempre estén disponibles cuando sean necesarios realizando una rotación de las existencias que garantice que se utilicen antes de producirse alguna pérdida importante en su rendimiento.
Por ejemplo, el entorno de almacenamiento afecta en gran medida a la vida útil. Tanto el calor elevado, más de +43ºC, como el frío extremo, menos de -18ºC, pueden afectar a su estabilidad. El calor aumentará el nivel de oxidación del aceite, mientras que el frío puede producir la generación de ceras y la formación de sedimentos. Además, la exposición alterna al calor y al frío puede provocar la aspiración de contaminación y humedad en los bidones. Un rango de temperatura entre los -18 ºC y los +43 ºC es aceptable para el almacenamiento de la mayoría de los aceites lubricantes y grasas.
También la luz puede afectar al color y la apariencia de los lubricantes. Estos deben mantenerse en los recipientes originales opacos de metal o plástico en los que han sido envasados. Los lubricantes deben almacenarse en un lugar seco, preferiblemente en zonas de interior.
Los bidones y otros recipientes de lubricantes no deben estar almacenados en zonas donde exista un elevado nivel de partículas en el aire. Esto es especialmente importante cuando se vaya a almacenar un recipiente que haya sido utilizado parcialmente para su uso posterior. Y a nivel ambiental, el oxígeno y el dióxido de carbono pueden reaccionar con los lubricantes y afectar a su viscosidad y consistencia. Para protegerlos adecuadamente, es necesario mantener sellados los recipientes de los lubricantes hasta que se vayan a utilizar.
Buenas prácticas para el almacenamiento de lubricantes:
- Almacenamiento en una zona de interior seca y fresca, donde la cantidad de partículas en el aire sea mínima. El almacenamiento en el interior evita también el deterioro de la etiqueta y el recipiente por la exposición a las condiciones ambientales. El rango ideal de temperatura de almacenamiento es de 0 ºC a +25 ºC.
- Si los bidones están almacenados en el exterior, se recomienda utilizar cobertores de plástico o colocar los bidones de aceite con las bocas alejadas del agua y la contaminación. Asimismo, almacenar siempre las grasas en posición vertical para evitar la separación del aceite.
- Cuando sea necesario, hay que aclimatar la grasa a la temperatura adecuada de uso antes de comenzar a utilizarla.
- Rotar el inventario. Comprobar la fecha de llenado del recipiente y utilizar primero el más antiguo.
- Mantener los recipientes bien cerrados o cubiertos para evitar la contaminación.
- Limpiar las tapas y los bordes de los recipientes antes de abrirlos para evitar la contaminación.
- Utilizar herramientas y equipos limpios al bombear o manipular lubricantes y grasas.
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