La digitalización del taller es un objetivo que trae innumerables beneficios en el día a día. Pero aumentar los procesos digitales para aumentar la productividad o mejorar y facilitar la relación con clientes o proveedores también trae consigo riesgos. Y, hoy día, ningún negocio, por pequeño que sea, está a salvo de los llamados ciberataques que buscan, no solo robar bases de datos, sino también estafar o incluso chantajear a empresarios, también del sector de la reparación de automóviles.
Uno de los activos más valorados por las empresas es la información, en especial, la relativa a datos de clientes o futuros clientes. Muchas veces, esa información está protegida por la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos), de forma que su cesión, publicación o uso inapropiado puede dar lugar a sanciones que pueden alcanzar, incluso, el 4% de la facturación anual de un negocio, lo que indudablemente puede poner en riesgo la viabilidad de la empresa.
Cumplir con la normativa de protección de datos tiene sus dificultades, dado que además sus exigencias van cambiando, actualizándose y, en muchos casos, endureciéndose. Por ejemplo, en caso de robo de datos, ya sea por un ciberataque o por un fallo o filtración, la legislación obliga a las empresas a informar a sus clientes de que sus datos han podido ser comprometidos, lo que implica pérdida de confianza y reputación.
Los empresarios de los talleres pueden seguir, no obstante las siguientes recomendaciones:
Consejos básicos para evitar problemas con los datos del taller
- Usar contraseñas seguras, que pasan por ser largas y lo más complicadas posible, así como cambiarlas con relativa frecuencia para evitar que piratas informáticos puedan romper esa barrera con facilidad.
- Concienciar a los empleados sobre la suplantación de identidad o phishing, ya que es una de las mayores amenazas para la seguridad de los datos. En el phishing, los estafadores envían mensajes de texto o correos electrónicos, fingiendo ser alguien que no son para robar datos específicos a través de enlaces que, al ejecutarse, desencadena el ataque y el robo de información.
- Mantener a buen recaudo los datos confidenciales porque, cuanto más accesibles sean, mayor será el riesgo de una filtración. Servidores seguros y restringir la cantidad de personas que pueden acceder, son claves.
- Herramientas antimalware en cada ordenador, tableta o dispositivo móvil usado en el taller, así como firewall y un software antivirus.
- Uso del cifrado de datos, que garantiza que los datos propios y de los clientes están a salvo de extraños. La red del taller tiene que estar cifrada, pues es donde se transmiten todos los datos y es donde más posibilidades de ataque hay, así como configurar correctamente redes privadas virtuales (VPN).
- Hacer copias de seguridad frecuentes para que, en caso de pérdida de información, los datos estén seguros y respaldados. Todos los días o incluso varias veces al día sería lo recomendable.
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