19 agosto 2020
Los elevadores de vehículos son parte fundamental del equipamiento de los talleres de reparación, especialmente los dedicados a electromecánica, neumáticos y mecánica en general. Su utilidad es manifiesta para multitud de reparaciones del día a día, pero en no pocas ocasiones su mantenimiento se deja de lado. Y no debería ser así, si se tiene en cuenta que de su buen estado no solo depende que el mecánico trabaje de una forma cómoda o de que evite percances que afecten a la productividad como no poder bajar un vehículo, sino sobre todo que trabaje de forma segura. No hay que perder de vista que encima de las cabezas de los profesionales del taller se alzan toneladas de peso que pueden acarrear un riesgo muy serio a nivel personal en caso de mala praxis, por consecuencia de un producto de mala calidad, pero también por una falta de mantenimiento del elevador.
¿Cómo realizar el mantenimiento?
Lo ideal es habituarse a hacer un mantenimiento periódico y preventivo, es decir, el anterior a que pueda producirse una avería. Si el elevador ha sido adquirido recientemente y todavía se encuentra en garantía, debe ser el técnico de la marca fabricante el responsable de hacer una inspección al menos una vez al año.
Pero en el día a día, los trabajadores del centro también deben realizar una serie de actuaciones que garanticen el buen estado del elevador. Lo primero es realizar una inspección visual al inicio de cada jornada laboral, comprobando el buen estado a priori de los cables y cadenas, así como la existencia de manchas de aceite que puedan implicar alguna fuga. Una comprobación del resto de elementos de seguridad, así como que los tacos no se mueven deben ser otras inspecciones rutinarias de cada día al inicio de la jornada o, al menos, previa a su utilización la primera vez de cada día.
Adicionalmente, con periodicidad en este caso mensual, se debe comprobar la buena sujeción del elevador o, en su defecto, ante cualquier síntoma de que puede haber un problema en este sentido. Además, es conveniente lubricar el elevador, ya que todas las cadenas y sistemas móviles trabajan correctamente cuando están lo suficientemente engrasados, además de alargar su vida útil. En cuanto a los anclajes, estos deben estar perfectamente fijados, sin holguras ni movimientos, siendo este uno de los problemas más graves de seguridad que puede tener un elevador.
La nueva normativa EN1493.2020, que entró en vigor en marzo de este año, es la que regula todas y cada una de las tareas de mantenimiento que se deben llevar a cabo en los elevadores, aunque conviene en todo caso seguir las recomendaciones del fabricante en lo que especifique en el libro de revisiones que se proporciona tras la adquisición de este tipo de herramienta para el taller.
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