Así deben adaptarse los talleres a la llegada del vehículo eléctrico

Adaptar instalaciones y formar a los empleados, además de darles las herramientas, son claves para reparar eléctricos.

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Así deben adaptarse los talleres a la llegada del vehículo eléctrico

Las ventas de vehículos de propulsión alternativa siguen creciendo ligeramente, incremento que se multiplicará en los próximos años, asistiendo a un período de transición hacia la movilidad sostenible. En el corto y medio plazo, los coches convencionales seguirán conviviendo con modelos de diversos grados de electrificación, lo que debe animar a los profesionales del taller a comenzar un proceso de transformación hacia el coche eléctrico.

La supervivencia y el éxito de los centros de reparación del futuro están sujetas a una serie de cambios progresivos que deben realizarse en el presente, relativos a equipamientos, a la formación de los trabajadores y a analizar el perfil del negocio, a fin de adaptarse a la creciente demanda de estos servicios. Prepararse para dar servicio a la movilidad eléctrica debería ser una de las prioridades actuales del taller.

Los centros de reparación de vehículos que quieran encaminarse a la electrificación deben estar alerta a la llegada al mercado de nuevos tipos de automóviles, con nuevas necesidades, lo que debe reflejarse en una modernización de las estructuras productivas de los talleres. En este nuevo escenario, los técnicos requerirán de herramientas digitales para llevar a cabo el mantenimiento y la reparación de los vehículos eléctricos. Todos estos cambios deben realizarse de forma progresiva para garantizar la rentabilidad de los procesos.

Instalaciones para el coche eléctrico

La adecuación de las instalaciones es el punto de partida para esta transformación. Todos aquellos talleres que quieran ofrecer servicio a la movilidad eléctrica deben partir por la reestructuración, creando un espacio permanente que se conoce como el box eléctrico. Esta zona debe estar iluminada y señalizada, y contar con todas las herramientas y equipamientos específicos; además de incluir un cargador de batería y conexión, que garanticen las intervenciones a los vehículos.

Los talleres pueden convertirse también en puntos de recarga para coches eléctricos, con la excepción de que la manipulación queda únicamente restringida a profesionales cualificados.

Y es que la especialización del personal cobra especial relevancia, tanto desde el punto de vista de los conocimientos técnicos como de la seguridad. Los centros están obligados a formar a sus trabajadores en prevención de riesgos eléctricos. Asimismo, los operarios de los talleres se clasificarán en trabajadores autorizados, cualificados o jefes de trabajo, en función de su grado de especialidad y su capacidad para intervenir en reparaciones con o sin tensión.

Es esencial que los empleados dispongan de todos los equipos de protección individual necesarios para garantizar su seguridad, tales como pantallas faciales reguladas, pantallas oculares, guantes, calzados aislantes de la electricidad, entre otros.

Finalmente, es necesario que en los centros se cumplan con los procedimientos de desconexión al inicio de la reparación, y de reconexión, una vez finalizada; así como de seguridad en todas las fases, asegurando que las partes de la instalación a reparar se encuentran sin tensión, y se han aislado correctamente los generadores de energía o fuentes de alimentación. Es recomendable, además, verificar la ausencia de la misma antes de iniciar el mantenimiento o reparación.

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