Habitualmente, al pensar en el freno de mano, viene a la cabeza la típica palanca de la que se tira para activar los frenos que actúan sobre las ruedas traseras y que hasta hace pocos años era el sistema que existía en todos los coches. No obstante, actualmente se está popularizando el freno de mano eléctrico (EMF, también llamado EPB), que sustituye al freno de estacionamiento manual. Marcas como la pionera Lancia, Mercedes, Audi, Hyundai o BMW lo incorporan en sus vehículos.
Estos frenos de estacionamiento eléctrico se utilizan en los turismos para mantener el vehículo parado en vías llanas y en pendiente, del mismo modo que se hacía con un freno tradicional con palanca manual, lo que se logra a través de la unidad de control electrónico (ECU).
¿Cómo se puede clasificar este freno de mano eléctrico?
Podemos utilizar dos criterios. El primero es el modo de accionamiento:
- Freno manual. Este freno de mano eléctrico se acciona de forma manual, pulsando una tecla situada en el tablero de instrumentos o en la consola central del vehículo.
- Freno automático. Se activa automáticamente según el criterio programado por el fabricante del vehículo.
El segundo criterio de clasificación es cómo se transmite la orden de frenado:
- Con accionamiento por servomotor. El sistema realiza su función por medio de dos electromotores y un husillo, actuando directamente sobre las pinzas de freno del eje trasero. Es el más empleado en los vehículos equipados con freno de mano eléctrico.
- Con accionamiento por cable. Al pulsar el botón, una unidad electromecánica lanza una señal de tensado a los cables del freno de estacionamiento, conocidos como cables Bowden, y estos cables activan el freno.
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