La llegada del coche eléctrico hace años que preocupa al sector de la reparación de vehículos. Tradicionalmente se ha dicho que los mantenimientos de este tipo de automóviles son menores que los tradicionales de combustión. También se menciona el menor número de componentes como un problema, aunque puede compensarse el hecho de contar con una mayor tecnología. Algo así como dejar de reparar elementos mecánicos para comenzar a reparar centralitas, sensores y ordenadores.
¿Qué pasa cuando el vehículo ha sufrido un accidente?
¿Cómo afecta al coste de la reparación? A todas estas preguntas han contestado dos estudios realizados en Estados Unidos y Canadá. En concreto, los datos recopilados en ambos países por Mitchell, una empresa de software para talleres de reparación, vienen a demostrar que el coste de reparar un coche eléctrico frente a uno de combustión resulta prácticamente similar. Con una excepción: que ese vehículo sea un Tesla.
¿Es más caro reparar un eléctrico que uno de combustión?
Así, el coste medio de la reparación de un vehículo de combustión accidentado se situó en los 4.000 euros, mientras en lo que respecta a los eléctricos, los costes fueron de media unos 900 euros más en Estados Unidos y 1.300 euros en Canadá. Esto es debido, según el estudio, a los Tesla, cuyo coste de reparación fue un 27% superior, con un precio medio de 5.175 euros, algo que el estudio achaca a la tecnología “de vanguardia en seguridad y conectividad” en este tipo de vehículos, así como a la escasez de recambios de la marca.
Pero si se excluyen los vehículos de la marca de Elon Musk, la diferencia en la reparación en EE.UU de un vehículo accidentado electrificado frente a uno combustión apenas supone 254 euros, es decir, un 6%.
De hecho, el estudio muestra que los vehículos eléctricos tienden a ser designados como siniestros con una frecuencia más baja que sus homólogos de combustión. En el segundo trimestre de 2023, solo el 10,31% de los vehículos eléctricos se clasificaron como siniestros, en comparación con el 13,11% de los vehículos de combustión.
“La menor presencia piezas permite reducir la probabilidad de que el tren motriz de un vehículo eléctrico se vea comprometido durante un accidente. Si bien, ciertos componentes como los ADAS pueden verse afectados debido a un nivel avanzado de interconectividad”, destaca el informe.
Otra de las consecuencias del estudio es el mayor uso de piezas de OEM son mayores en los eléctricos que en los vehículos de combustión, con un 90,75% frente al 66,5%. El número de piezas reparadas, de hecho, apenas alcanza el 13% frente al 19% de los vehículos de combustión.
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